En la Ciudad Santa, no hay estatuas que recuerden a personajes del pasado, pero cada tanto aparecen personas que cambian sus vestidos o dicen ser seres de la Biblia y a quienes los médicos atribuyen el "Síndrome de Jerusalén". "Soy descendiente del rey David y vine a Israel para recordarles a los judíos que deben seguir los mandatos de Dios", aseguran.
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