Murió como un héroe. José Luis Cortés vive en Nueva Esperanza El Bajo, a orillas del río Cabra, y la tarde del martes, mientras limpiaba el patio de su casa, fue alertado por una sobrina de seis años de que un niño se estaba ahogando.

Escéptico, el hombre se asomó al río y vio a un grupo de unos ocho niños que estaban en el agua, preguntó desesperadamente si faltaba alguno de ellos, la niña insistía con que uno de los pequeños se había hundido.

A este hombre no le quedó de otra que lanzarse a las profundas aguas, y luego de buscar y buscar encontró el cuerpecito "aplanado" en el fondo. Él no lo pensó dos veces y empezó a darle los primeros auxilios al pequeño, quien ya botaba sangre por su naricita y mucha agua por la boca. Ya era tarde, no le quedó de otra que buscar una sábana en su casa y cubrir el cuerpo de a quien llamaban "Panchito".

Horas antes, ese niño, Francisco Javier Reyes, de ocho años, quien estaba bajo el cuidado de su tía María Madrid mientras los padres trabajaban, le había pedido permiso para ir a jugar; todos pensaban que estaba en el cuadro de fútbol, pero junto a sus amigos y su hermanito Albis, de nueve años, cambiaron de escenario y se fueron al río.

"Él era mi adoración, era como un hijo para mí", dijo María, quien ayer en la mañana aún permanecía bajo medicamentos para controlar su estado de ánimo. La joven explicó que el niño cursaba el segundo grado en la escuela Francisco De Miranda, lo describió como "muy callado, quieto y con buenas calificaciones".

Los familiares de Panchito quedaron más impresionados aún cuando ayer Albis les comentó que, supuestamente, él fue quien se estaba ahogando, y para salvarlo, el niño se lanzó al agua y se golpeó la cabeza.

"Si fue así, Panchito murió para salvar a Albis", aseveró la joven mientras contemplaba la foto de su sobrino.

INMERSION

Se cree que el niño estuvo en la profundidad del río unos 20 minutos.