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Cumplió su palabra hasta el último momento
Los familiares de Ernesto solicitan justicia. (Foto: ERICK BARRIOS / EPASA)

Carolina Sánchez P. | DIAaDIA

Lo recordarán como una buen hijo. Benedicta de Santos llegó ayer a la iglesia de San Antonio, en Tocumen, para darle el último adiós a su hijo Ernesto Vergara, de 36 años, sargento segundo de la Policía Nacional.

Este uniformado fue asesinado de un tiro en el tórax, el sábado pasado en el sector de la Unión de Azuero, en Chepo, durante una actividad bailable.

El cadáver de Vergara fue cubierto con el pabellón nacional, pues durante 14 años Ernesto sirvió a la Policía.

Benedicta reflejaba en su rostro la pérdida de su hijo. A pesar de que sus familiares trataban de consolarla, ella se sumergía en un llanto silencioso.

En la ceremonia religiosa los amigos recordaron las buenas acciones de Ernesto, además, resaltaron lo buen profesional que fue.

La dolida madre recordó que Ernesto, de niño, jugaba a que quería ser miembro de la UESAT (que era un grupo policial en los 80) para combatir el mal y ayudar a los indefensos. "El día de la actividad, él dijo que no tenía ganas de ir, pero ya se había comprometido y no podía faltar", expresó Benedicta.

El pasado miércoles, familiares y amigos estuvieron velando el cadáver de Ernesto en el sector de El Hueco, en Tocumen, en donde vivió el policía con su madre y hermanos. Posteriormente el cuerpo fue trasladado al corregimiento de Chame en donde fue sepultado. En tanto, Gustavo Pérez, director de la Policía, reconoció la labor de los uniformados.





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