Sorpresiva.
El jugador brasileño de fútbol, Robinho, completó ayer su último entrenamiento con el Santos y tuvo que soportar las bromas de sus compañeros, que le despidieron tiñiéndole de blanco con un baño de huevos y harina. Las muestras de cariño no terminaron ahí, pues el público preparó un espectáculo pirotécnico al que se sumaron los sonidos de las bocinas de los carros.
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