Si de compartir responsabilidades se trata, Alfredo Santamaría ha recibido el mejor ejemplo de su propia madre. Este buhonero, desde temprano, se levanta para salir a trabajar. En un improvisado puesto de madera, Alfredo expone sus productos para la venta, en una concurrida esquina de San Miguelito.
A sus 34 años, Alfredo vive en compañía de su madre y un sobrino, y como las cuentas en casa no se pagan solas, han decidido compartir responsabilidades. Mientras su madre atiende el puesto, Alfredo se va a las calles a vender.
Artículos variados como espejos, ganchos, baterías y peinillas, son los que podrá adquirir en el pequeño negocio de los Santamaría. Nos cuenta Alfredo que uno de los artículos más vendidos son las antenas para la televisión y los llaveros.
Dentro de su humildad, este hombre agradece lo poco que ha podido lograr, y como buen trabajador instó a las demás personas a que dejen los pensamientos negativos a un lado y que "busquen trabajo y pongan su negocio: uno puede echar para adelante".
EL NEGOCIO
Los fines de semana son los días de mayor venta para Alfredo. Cuando no está, su madre atiende el negocio.
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