
Viven en una humilde casa.
Viven en una humilde casa.
Viven en una humilde casa.
Don Juan sabía que le tomaban fotos.
Anayansi y su padre Juan, quien fue una persona que siempre andaba buscando quehacer, pues no le gustaba estar de balde.
Foto: EVERGTON LEMON
Viven en una humilde casa.
Don Juan sabía que le tomaban fotos.
Anayansi y su padre Juan, quien fue una persona que siempre andaba buscando quehacer, pues no le gustaba estar de balde.
Foto: EVERGTON LEMON
Viven en una humilde casa.
Don Juan sabía que le tomaban fotos.
Anayansi y su padre Juan, quien fue una persona que siempre andaba buscando quehacer, pues no le gustaba estar de balde.
Foto: EVERGTON LEMON
Viven en una humilde casa.
Don Juan sabía que le tomaban fotos.
Anayansi y su padre Juan, quien fue una persona que siempre andaba buscando quehacer, pues no le gustaba estar de balde.
Foto: EVERGTON LEMON
Viven en una humilde casa.
Don Juan sabía que le tomaban fotos.
Anayansi y su padre Juan, quien fue una persona que siempre andaba buscando quehacer, pues no le gustaba estar de balde.
Foto: EVERGTON LEMON
Hace 15 días, la tragedia volvió a tocar a la puerta de esta humilde familia que vive en el sector 28 de Fátima, en San Miguelito, pues don Juan Vargas Moreno, de 80 años, sufrió su tercer derrame que le dejó la parte izquierda de su cuerpo inmovilizada, por lo que necesita terapias para que vuelva a tener movilidad.
Ayuda
Anayansi está desesperada, mañana tiene que llevar a su padre al Hospital San Miguel Arcángel y necesita una silla de ruedas para movilizarlo, ya que ella no puede levantar peso debido al tratamiento de quimioterapia que le aplican.
Un familiar la ayuda a cocinar, porque debido a la quimioterapia, no puede aguantar calor ni cargar a don Juan de su cama a la sala.
Anayansi explicó que su padre requiere de una dieta para que no suba su colesterol y que necesita sacar otra cédula de su padre en donde esté la huella, porque debido al derrame él no puede firmar, y esto es clave para recibir el bono de 100 a los 70, que es su único sustento.
Tampoco tiene dinero para el trámite de las terapias que requiere (B/ 13.00 por terapia) que aún no sabe cuántas serán. Además, para asistir a estas deberá tomar taxi que le costará B/ 6.00 diarios.
“Gracias le doy a Dios que, a pesar de mi padecimiento, no he sentido ningún malestar”, dijo Anayansi, quien ama a su padre y quiere que se recupere, al igual que ella, para que la alegría esté nuevamente en su casa.