
Oriundo del sector de El Hato, en el corregimiento de El Cristo, James González está en boca de todos acá en Williamsport, Pennsylvania, luego de mostrar todo su talento en los dos primeros partidos de Panamá.
El campocorto, de 12 años y 5 pies 7 pulgadas de estatura, se ha convertido en la bujía de la ofensiva del equipo coclesano; sin embargo, en sus inicios como pelotero, James tuvo que enfrentarse a varios obstáculos para poder cumplir su sueño.
Y es que la comunidad de El Hato está a 30 minutos de la ciudad de Aguadulce en auto, pero los domingos la ruta de buses que prestan el servicio de transporte no labora, por lo que James y su padre Ormelio tenían que pedir aventones o botes para llegar a la capital de la provincia.
"Eso era lo que teníamos que hacer todos los domingos, "lifear" o que mi papá manejara casi una hora la bicicleta para poder llegar a jugar en la liga", recordó González, quien a veces no se cree lo que vive en Williamsport.
El estudiante de primer año en el colegio Rodolfo Chiari de Aguadulce asegura que gracias al apoyo de su progenitor y de su madre, Margarita, llegó a ser en un buen jugador de béisbol, deporte que practica desde los 5 años.
Tímido fuera del campo
"El orgullo del Hato" es uno de los peloteros más callados y tímidos, entre los 14 que conforman el equipo de las Pequeñas Ligas de Aguadulce y aun así se ha enfrentado a una batería de periodistas en las dos conferencia de prensa, luego de las victorias de Panamá.
Las respuestas de James son cortas, tanto es así, que en varias ocasiones solo se atreve a responder sí o no y de inmediato se lleva sus manos a la cabeza y sonríe en señal de estar apenado.
En el terreno se transforma
Dueño de unas manos seguras para jugar en el campocorto, en donde luce como una aspiradora de recoger pelotas, James impresiona es con su explosiva ofensiva.
En ocho visitas oficiales a la caja de bateo del Volunteer Stadium, el cuarto cañón del "line up" canalero suma cinco imparables, para un promedio de .625.
De esos seis incogibles, dos fueron cuetazos de cuadrangular, además suma seis carreras remolcadas y cuatro anotadas, cifras que lo consagran como el pelotero más temido de Panamá.