Mientras Crisantos, uno de los tantos niños que viven en extrema pobreza en las provincias centrales, no sabe si comerá hoy, cerca de 100 mil quintales de ñame diamante fueron arrojados al vertedero.
Sobre el tema, el productor Manuel Solís explicó que para ellos es muy duro tener que botar el ñame podrido a los vertederos, en vez de llevarlo a los puestos de venta.
Atribuyó esta situación a la saturación de los mercados de exportación, que los dejó sin la posibilidad de colocar su producción.
Comentó que los resultados anteriores habían sido buenos y por eso decidieron producir más; sin embargo, algunas empresas agro exportadoras también sembraron de más y esto saturó el mercado.
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