
A Salvador solo le hace falta terminar una materia para ser profesor.
Foto: ROBERTO BARRIOS
A Salvador solo le hace falta terminar una materia para ser profesor.
Foto: ROBERTO BARRIOS
A Salvador solo le hace falta terminar una materia para ser profesor.
Foto: ROBERTO BARRIOS
“Voy a volver a mi profesión de chapistero para mantener a mi familia. Me llevo grandes satisfacciones y muchos amigos”.
José Pinto
“Estoy muy triste, porque termina toda una vida de conductor de bus. Tengo cinco taxis y con eso me ganaré la vida”.
Dídimo Godoy
“Ahora no me queda de otra que buscar trabajo. Viene un nuevo reto y hay que asumirlo con dignidad”.
Juan González
Hoy empiezan las operaciones los metrobuses.
En la piquera todos estaban tristes.
Ayer, dieron su último recorrido.
A Salvador solo le hace falta terminar una materia para ser profesor.
Foto: ROBERTO BARRIOS
“Voy a volver a mi profesión de chapistero para mantener a mi familia. Me llevo grandes satisfacciones y muchos amigos”.
José Pinto
“Estoy muy triste, porque termina toda una vida de conductor de bus. Tengo cinco taxis y con eso me ganaré la vida”.
Dídimo Godoy
“Ahora no me queda de otra que buscar trabajo. Viene un nuevo reto y hay que asumirlo con dignidad”.
Juan González
Hoy empiezan las operaciones los metrobuses.
En la piquera todos estaban tristes.
Ayer, dieron su último recorrido.
A Salvador solo le hace falta terminar una materia para ser profesor.
Foto: ROBERTO BARRIOS
“Voy a volver a mi profesión de chapistero para mantener a mi familia. Me llevo grandes satisfacciones y muchos amigos”.
José Pinto
“Estoy muy triste, porque termina toda una vida de conductor de bus. Tengo cinco taxis y con eso me ganaré la vida”.
Dídimo Godoy
“Ahora no me queda de otra que buscar trabajo. Viene un nuevo reto y hay que asumirlo con dignidad”.
Juan González
Hoy empiezan las operaciones los metrobuses.
En la piquera todos estaban tristes.
Ayer, dieron su último recorrido.
A Salvador solo le hace falta terminar una materia para ser profesor.
Foto: ROBERTO BARRIOS
“Voy a volver a mi profesión de chapistero para mantener a mi familia. Me llevo grandes satisfacciones y muchos amigos”.
José Pinto
“Estoy muy triste, porque termina toda una vida de conductor de bus. Tengo cinco taxis y con eso me ganaré la vida”.
Dídimo Godoy
“Ahora no me queda de otra que buscar trabajo. Viene un nuevo reto y hay que asumirlo con dignidad”.
Juan González
Hoy empiezan las operaciones los metrobuses.
En la piquera todos estaban tristes.
Ayer, dieron su último recorrido.
A Salvador solo le hace falta terminar una materia para ser profesor.
Foto: ROBERTO BARRIOS
“Voy a volver a mi profesión de chapistero para mantener a mi familia. Me llevo grandes satisfacciones y muchos amigos”.
José Pinto
“Estoy muy triste, porque termina toda una vida de conductor de bus. Tengo cinco taxis y con eso me ganaré la vida”.
Dídimo Godoy
“Ahora no me queda de otra que buscar trabajo. Viene un nuevo reto y hay que asumirlo con dignidad”.
Juan González
Hoy empiezan las operaciones los metrobuses.
En la piquera todos estaban tristes.
Ayer, dieron su último recorrido.
Ayer, uno que estaba muy triste era Salvador Espinoza, de 40 años, porque su carrera como conductor de buses llegaba a su fin, después de 20 años de alegrías y sinsabores.
Con mucha fuerza expresó: “El busero que piensa que con la compensación que le dieron va a mantener a su familia está muy equivocado”.
Lo que más extrañará Espinoza es el dinero inmediato que representaba manejar buses, porque, a diferencia de otros trabajos, los transportistas todos los días cobraban, porque no tenían que esperar 15 días para que les pagaran.
“Un ingeniero puede envidiar el sueldo de un busero”, con esta reflexión Espinoza ilustra lo bueno que le iba a un conductor de bus, ya que en un día podía llevarse de $40.00 a $90.00 para su casa, todo dependía de como le fuera.
Estos salarios le daban la posibilidad de comprar lo que quisiera sin tener que estar esperando la quincena para poder hacerlo. Sin embargo, Salvador es consciente de que esos tiempos quedaron en el pasado con la llegada del metrobús.
Pero en este negocio no todo es dulce como la miel, porque la vida de un busero está llena de sacrificios que van desde levantarse a las 3:00 a.m. y terminar de trabajar a las 9:00 p.m. y el alto costo del combustible.
Con mucha melancolía este conductor de diablos rojos abandona la piquera y la unidad, en la que laboró por tantos años, con la incertidumbre de no saber cómo va a hacer para mantener a su familia.
En esa misma condición están el resto de los choferes de la piquera, los “pavos” o secretarios, los lavadores y los chequeadores de buses.
Con su salida del negocio del transporte de pasajeros de la ruta de Santa Librada, lo único que desean los conductores y dueños de buses es que el Gobierno les pague las compensaciones, para poder seguir con sus vidas.
Hoy entra el transporte del metrobús en Santa Librada, luego de varios intentos, cuando los transportistas exigían su indemnización antes de ser sacados del sistema.