Puede que Don Omar esté, supuestamente, vinculado en el tráfico de drogas, pero la gente lo sigue queriendo. Imagínense que fue tanta la euforia provocada por el cantante puertorriqueño Don Omar, en la Ciudad de Juárez, que más de 50 elementos de seguridad no fueron suficientes para mantener el orden al final del concierto el domingo pasado y controlar los ímpetus de un enardecido público, que deseaba acercarse al artista. ¡Qué locura!