Cuentan que una mujer entr� a un restaurante y pidi� como primer plato una sopa de esp�rragos. Unos minutos despu�s, el mesero le serv�a su humeante plato y se retiraba.
-&162;Mozo!, grit� la mujer, venga para ac�.
-�Se�ora?, contest� el mesero acerc�ndose.
-&162;Pruebe esta sopa!, orden� la clienta. �Qu� pasa, se�ora? �No es lo que usted quer�a?
-&162;Pruebe la sopa! -repiti� la mujer.
-Pero qu� sucede... �le falta sal?
�&162;Pruebe la sopa!
-�Est� fr�a?
-&162;PRUEBE LA SOPA! -repet�a la mujer insistente.
-Pero se�ora, por favor, d�game lo que pasa... dijo el mozo.
-Si quiere saber lo que pasa... pruebe la sopa dijo la mujer se�alando el plato.
El mesero, d�ndose cuenta de que nada har�a cambiar de parecer a la encaprichada mujer, se sent� frente al humeante l�quido amarillento y le dijo con cierta sorpresa:
-Pero aqu� no hay cuchara...
-�Vio?, dijo la mujer- �vio?... Falta la cuchara.
Qu� bueno ser�a acostumbrarnos, en las peque�as y en las grandes cosas, a poder nombrar hechos, situaciones y emociones directamente, sin rodeos, tal como son.