
En La Chorrera hay unos 15 orates, alcohólicos y piedreros que deambulan por las calles.
Foto: Milerick Alvendas
En La Chorrera hay unos 15 orates, alcohólicos y piedreros que deambulan por las calles.
Foto: Milerick Alvendas
En La Chorrera hay unos 15 orates, alcohólicos y piedreros que deambulan por las calles.
Foto: Milerick Alvendas
En La Chorrera hay unos 15 orates, alcohólicos y piedreros que deambulan por las calles.
Foto: Milerick Alvendas
En La Chorrera hay unos 15 orates, alcohólicos y piedreros que deambulan por las calles.
Foto: Milerick Alvendas
En La Chorrera hay unos 15 orates, alcohólicos y piedreros que deambulan por las calles.
Foto: Milerick Alvendas
En La Chorrera hay unos 15 orates, alcohólicos y piedreros que deambulan por las calles.
Foto: Milerick Alvendas
Solamente en horas de la mañana de ayer, un ciudadano apodado “Cajar” fingió un ataque epiléptico en dos ocasiones para que lo fueran a auxiliar, y al llegar la ambulancia, este le dijo a los paramédicos que se sentía mal producto del hambre, por lo que en la segunda ocasión fue llevado al hospital Nicolás A. Solano.
Los paramédicos dicen que los orates de La Chorrera llaman casi todos los días por el gusto y al llevarlos al hospital, los médicos y enfermeras deben guardar muy bien el alcohol medicado para que no se lo lleven o lo ingieran.
Omar Smith, director de Operaciones del SUME 911, dijo que la labor de ellos es atender todas las llamadas, pero últimamente al despachar una ambulancia con dirección a un paciente que está convulsionando, se encuentran con una de estas personas, a la que ellos llaman “no existente” (que no tienen nada), muchas veces abusivas y atrevidas con su personal.
Calificó de preocupantes estas anomalías debido a que muchas veces, en esos mismos instantes, pudieran estar salvando una vida que requiera de un auxilio verdadero.