Ayer comentaba un lector que hay un dicho que cae como anillo al dedo a lo que está pasando con la justicia: "del gato un pelo", refiriéndose a la detención y separación del cargo del fiscal Arquimedes Sáenz y de un oficial mayor del Ministerio Público. Decía el señor que de tantos corruptos en la administración de justicia y en todas las esferas de la sociedad, al fin cae alguien de cuello blanco y corbata. Pero, como todo tiene un pero, inmediatamente se apresuró a sentar la duda: "Humm... vamos a ver cuánto tiempo dura en la cárcel, porque ese no es hijo de la cocinera". Es lamentable que los panameños no crean en la administración de justicia, y más lamentable aún, es que tengan razones sobradas para no creer. Estos dos casos son apenas la punta del iceberg. Habría que preguntarse si la procuradora podrá hurgar hasta el fondo. Si lo hace, bien se merece que se le coloque en un nicho.
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