Excavaciones del montículo. (Foto: Enrique Núñez / EPASA)
Enrique Núñez Ortega
| DIAaDIA
El Parque Arqueológico de El Caño de Natá, guarda celosamente restos culturales precolombinos de los indígenas que habitaban esta área, pero desafortunadamente está en malas condiciones.
Este sitio ceremonial probablemente fue un lugar de reunión y de ritual de los cacicazgos de la región. El Caño está ubicado al sureste del poblado que lleva el mismo nombre, en el distrito de Nata, provincia de Coclé, exactamente a 2 kilómetros después de pasar la iglesia que se encuentra dentro de la comunidad de El Caño.
Su extensión se calcula en unas 200 hectáreas, sin embargo sólo 8 han sido estudiadas.
A treinta y cinco minutos del Parque Arqueológico de El Caño se encuentra el Museo de Penonomé, otro que también está un poco descuidado. La falta de mantenimiento es notorio, pese a que resguarda la historia de todo un pueblo. Pese a esto, visitarlos es una experiencia única y no merecen estar "abandonados", situación que es palpable por nacionales y extranjeros que los visitan.
TAREA DIFICIL
Llegar al Parque Arqueológico de El Caño no es fácil, ya que la calle es de tierra y transitarla es toda una odisea, más en tiempo de invierno. La falta de iluminación dentro y fuera del parque es otro problema, además de que no hay estacionamientos adecuados para los visitantes.
La mayor atracción del parque se encuentra en una reproducción de la vivienda de un cacique con su familia, sus diferentes habitaciones y cada uno de ellos con sus diferentes funciones dentro de la casa.
Sin embargo, las osamentas que están en las excavaciones de los montículos, nuevamente se están llenado de tierra, ya que cuando llueve, la tierra se moja y se desliza encima de los cadáveres, lo que retrasa las excavaciones e incita que se pierda parte de nuestra historia. El deterioro radica en que están a la intemperie, no tienen ningún tipo de protección contra la lluvia y los rayos solares.
NO TODO ES MALO
En el verano de 2008, personal de National Geografic empezó investigaciones en el Parque Arqueológico, pero fueron suspendidas por las fuertes lluvias; no obstante, continuarán en el próximo verano.
PLANES
Lineth Montenegro, directora nacional de Patrimonio Histórico del INAC, explicó que para la iluminación del Parque Arqueológico El Caño se está esperando el crédito extraordinario que servirá para otras mejoras.
Además, ya se está licitando la construcción del rancho con techo de panalit, esperan que esté listo a mediados de enero del 2009.
UN PASEITO
El recorrido por el Parque Arqueológico tiene una duración de 40 minutos. Se empieza observando las tumbas y los diferentes tipos de entierros: primarios y secundarios. En el primario, enterraban a la familia del líder.
El secundario consistía en que cuando alguien moría, era colocado a la intemperie para que las aves de rapiña y animales se lo comieran y luego los huesos eran colocados en un jarrón de barro.
Luego se pasa dentro del museo, que posee una estructura de estilo colonial. En su interior se muestran objetos de alfarería prehispánica y cerámica europea. También presenta un diagrama faunístico representativo de la región, mapas, pinturas y otros datos de la región central.
Las piezas de mucho valor son llevadas al Museo Reina Torres de Araúz en la ciudad capital.
ESTAN EN ESO
Edwin Gómez, director Regional del Ministerio de Obras Públicas de Coclé, dijo que ya realizaron la evaluación de este proyecto para el mejoramiento de la calle del Parque Arqueológico de El Caño, pero se está considerado para futuros presupuestos. No obstante, para el 2009 no ha sido considerada, sino que quedará para el próximo gobierno.
DESCUIDADO
A unos treinta y cinco minutos del Parque Arqueológico de El Caño se encuentra el museo de Penonomé, ubicado en el barrio de San Antonio, fue inaugurado el 30 de abril de 1981.
A este museo le hace falta iluminación e información de cada pieza que se exhibe.
Conserva la pintoresca y vistosa fachada de la época colonial. De barro colonial, tejas y madera, este museo se abre paso sobre una de las pocas calles de piedra que se construyeron en la época.
Con respecto a este museo, Montenegro explicó que no hay ningún tipo de ventilación, ya que este museo está ubicado en una casa de los años de 1900 y representa una historia muy importante para el pueblo de Penonomé.
El polvo es el mejor amigo de las exposiciones; Montenegro destacó que esa labor le corresponde al trabajador manual, pero desconoce si se encuentra de vacaciones.
UNA VUELTITA
El recorrido de este museo tiene una duración de 45 minutos, que lo llevará a conocer las antiguas casas de la región trabajadas en arquitectura vernacular, es decir, paredes de quincha, techo de tejas y pisos marcados (de inicios de 1900), acompañada de su mobiliario respectivo.
El museo de Penonomé consta de 4 salas de las cuales están divididas de la siguiente forma: Casa de inicios del siglo XX, sala de exposición temporal, la sala del Sitio Conte, y la sala Prehispánica. Es necesario cambiar la museografía guardando el concepto de la época.
La subdivisión la lleva la sala o Casa de Isabel Begovich que a su vez se abre en tres secciones, la de la conquista española, arte religioso colonial y de antropología.
Lo que es ahora el Museo de Penonomé fue en los años de 1900 la casa del renombrado Dr. Aquilino Tejeira, padre del escritor y periodista coclesano Gil Blas Tejeira.
La máquina de escribir que utilizó Gil Blas Tejeira reposa en la sala de inicios del siglo XX, junto a tres de sus obras más relevantes: El Retablo de los Duendes, Lienzos Istmeños y Campiña Interiorana.
La sala Prehispánica muestra manifestaciones culturales del hombre en la región del Gran Coclé, hay piezas con 2, 400 años de antigüedad. La región del Gran Coclé es la cultura más vieja de esta zona en donde figura la colección de metates (utensilios), algunas piezas en cerámica al estilo guacamaya, arte precolombino, platos de mayólica y barro, entre otros.
Al parecer, al Parque Arqueológico El Caño y al Museo de Penonomé sólo les pondrán unas curitas, los proyectos no serán integrales.
ÉPOCA
Para el Sitio El Caño se ha establecido una secuencia cronológica preliminar a partir de la cuarta fase, de 150 a 450 después de Cristo hasta el contacto de la conquista en 1520. Los análisis tipológicos con esta secuencia, se reportan en los trabajos de Cooke en 1973, Roberto Lleras y Ernesto Barillas para El Caño en 1985, dan un indicio a la ocupación a partir de la IV fase 150 después de Cristo.