
Ella vive entre casas bonitas.
Ella vive entre casas bonitas.
Ella vive entre casas bonitas.
El acceso a la vivienda es casi imposible.
La casa ya no tiene entrada.
Aquí la llevaban para el hospital.
Dijo que le dolía la vista por los rayos solares. Ella trabajaba planchando.
Este es “Carlos Alberto de La Rosa, el llamado inquilino.
Confesó que su casa era muy hermosa, los vecinos recuerdan verla regando flores.
Mostró resistencia durante el rescate.
Debajo de la cama y en toda la casa no había aseo.
Este era el dormitorio de Perlina.
Perlina calzaba zapatos de hombre y estaban al revés. Fotos: ROBERTO BARRIOS
Tenía un pedazo de madera de sus muebles para defenderse.
El inquilino le ponía candado cuando la dejaba sola.
Ella vive entre casas bonitas.
El acceso a la vivienda es casi imposible.
La casa ya no tiene entrada.
Aquí la llevaban para el hospital.
Dijo que le dolía la vista por los rayos solares. Ella trabajaba planchando.
Este es “Carlos Alberto de La Rosa, el llamado inquilino.
Confesó que su casa era muy hermosa, los vecinos recuerdan verla regando flores.
Mostró resistencia durante el rescate.
Debajo de la cama y en toda la casa no había aseo.
Este era el dormitorio de Perlina.
Perlina calzaba zapatos de hombre y estaban al revés. Fotos: ROBERTO BARRIOS
Tenía un pedazo de madera de sus muebles para defenderse.
El inquilino le ponía candado cuando la dejaba sola.
Ella vive entre casas bonitas.
El acceso a la vivienda es casi imposible.
La casa ya no tiene entrada.
Aquí la llevaban para el hospital.
Dijo que le dolía la vista por los rayos solares. Ella trabajaba planchando.
Este es “Carlos Alberto de La Rosa, el llamado inquilino.
Confesó que su casa era muy hermosa, los vecinos recuerdan verla regando flores.
Mostró resistencia durante el rescate.
Debajo de la cama y en toda la casa no había aseo.
Este era el dormitorio de Perlina.
Perlina calzaba zapatos de hombre y estaban al revés. Fotos: ROBERTO BARRIOS
Tenía un pedazo de madera de sus muebles para defenderse.
El inquilino le ponía candado cuando la dejaba sola.
Ella vive entre casas bonitas.
El acceso a la vivienda es casi imposible.
La casa ya no tiene entrada.
Aquí la llevaban para el hospital.
Dijo que le dolía la vista por los rayos solares. Ella trabajaba planchando.
Este es “Carlos Alberto de La Rosa, el llamado inquilino.
Confesó que su casa era muy hermosa, los vecinos recuerdan verla regando flores.
Mostró resistencia durante el rescate.
Debajo de la cama y en toda la casa no había aseo.
Este era el dormitorio de Perlina.
Perlina calzaba zapatos de hombre y estaban al revés. Fotos: ROBERTO BARRIOS
Tenía un pedazo de madera de sus muebles para defenderse.
El inquilino le ponía candado cuando la dejaba sola.
Ella vive entre casas bonitas.
El acceso a la vivienda es casi imposible.
La casa ya no tiene entrada.
Aquí la llevaban para el hospital.
Dijo que le dolía la vista por los rayos solares. Ella trabajaba planchando.
Este es “Carlos Alberto de La Rosa, el llamado inquilino.
Confesó que su casa era muy hermosa, los vecinos recuerdan verla regando flores.
Mostró resistencia durante el rescate.
Debajo de la cama y en toda la casa no había aseo.
Este era el dormitorio de Perlina.
Perlina calzaba zapatos de hombre y estaban al revés. Fotos: ROBERTO BARRIOS
Tenía un pedazo de madera de sus muebles para defenderse.
El inquilino le ponía candado cuando la dejaba sola.
Estaba sentada en una cama con los resortes sueltos, donde colocaba cartones y tablones para no lastimarse. Tétricamente su vestido estaba amarrado con bolsas plásticas para sostenerlo a su cuerpo.
Alrededor de ella había mucha basura y en medio de este escenario encontró un pedazo de queque de varios días, el cual no titubeó en comérselo.
Los vecinos de Ciudad Radial, en Juan Díaz, específicamente en Calle 14 final, manifestaron a DÍAaDÍA que esta abuelita, muchas veces, ha pasado todo el día desnuda, porque no tiene qué ponerse.
Él era un obstáculo para ayudarla
Este medio conoció que en lo que queda de la casa de Perlina vive un inquilino, a quien se le veía pasar con platos de comida, ya que en la vieja vivienda no hay agua ni luz. Tampoco dejaba que los vecinos le llevaran alimentos. Él llevaba 15 años allí.
El pasado domingo, DÍAaDÍA trató de conversar con la señora Perla, pero el inquilino con malas palabras manifestó que la anciana no necesitaba nada, y que ese no era problema de nadie para que estuvieran visitándola. Tampoco dejó ver a esta abuelita.
DÍAaDÍA solicitó ayuda para Perla
Luego de conocer de este caso, el lunes DÍAaDÍA se acercó a las oficinas del Ministerio de Desarrollo Social (MIDES) para buscar una posible solución al problema de esta señora. Ese mismo día se coordinó “el rescate”, ya que para las trabajadoras sociales del MIDES, estas no eran condiciones para que la señora viviera, por ende se buscó el apoyo de la Junta Comunal y Corregiduría de Juan Díaz.
Manos a la obra
Ayer, cuando todas estas entidades llegaron a la casa de Perla, el señor Carlos Alberto de La Rosa, el denominado inquilino, no quería que entraran a ver a la señora y buscó la excusa de que Perla se había ido para Colón, pues se presume que esta señora tiene familiares en esta provincia.
A pesar de tantos llamados, los vecinos y personal del MIDES insistieron en ubicarla desde afuera de la casa, hasta que contestó.
Vivía en condiciones deplorables
Donde vive esta señora no se le puede llamar casa, ya que está rodeada y llena de maleza, agua, tierra y cualquier cantidad de porquerías. No obstante, al ingresar a este lugar se pudo percibir un olor nauseabundo, la cantidad de basura era increíble. Ese casuchón estaba totalmente cerrado, no le entraba luz, el techo se cae a pedazos y la señora Perlina estaba sentada en algo a lo que no se le puede llamar cama, pues solo quedaban resortes y le rodeaban tablas, entre otros desechos.
Ella tenía miedo
Cuando la anciana sintió que había personas en su casa, agarró una tabla, porque decía que le iban a hacer daño. Empero, poco a poco, se le fue convenciendo de que no era así, gracias a la colaboración de las trabajadoras sociales, a tal punto que decidió comerse un viejo queque, que se notaba que tenía tiempos de estar ahí. Ella simplemente lo encontró entre los viejos escombros de donde estaba sentada.
Se requirió apoyo de la policía
El corregidor Rodrigo Pérez, de Juan Díaz, al observar la prepotencia del llamado inquilino, llamó a otras unidades de la Policía Nacional, puesto que en primera instancia solo se encontraba una. Posteriormente fue retenido y llevado a la subestación de Policía de Juan Díaz, donde se comprometieron a investigar si tenía casos pendientes con las autoridades.
Desahogaron su impotencia
Los vecinos del lugar, al ver a las autoridades, fueron a denunciar el abuso del inquilino, pues ellos dicen que Perlina llevaba aproximadamente cuatro años que no salía de ese hueco. Informaron que a veces ellos trataban de llevarle algo de comida, pero este hombre no se lo permitía.
Una de las vecinas narró que, cuando Perlina aún podía ver, pues tiene problemas con su visión, salía de su casa a pedir galletas María y salchichas, pero que desde que su visión disminuyó no se le volvió a ver deambulando.
El 911 fue al rescate
Luego de largas conversaciones con la señora Perlina se logró darle asistencia, ya que ella no quería salir de su casa, porque decía que le querían hacer daño. Ayer, se requirió del apoyo de los vecinos y de paramédicos del 911, quienes la evaluaron y decidieron llevarla hacia el Hospital San Miguel Arcángel, debido a su deplorable estado.
Un gran trabajo del MIDES
La rápida acción del MIDES logró que esta abuelita fuera sacada de este lugar y llevada al hospital donde fue aseada y se le están practicando exámenes para conocer su condición real de salud. Se conoció que en horas de la tarde esta anciana se encontraba contenta y tranquila en ese nosocomio. Allí permanecerá por tres días.
Este medio conoció que una vez a Perlina le den de alta será incorporada al Programa 100 a los 70, y a través de este subsidio se le costeará su estadía en un albergue.
Interpondrán denuncia en contra del inquilino
DÍAaDÍA conoció que hoy el MIDES estará interponiendo una denuncia en contra del inquilino por las condiciones en las que mantenía a esta señora.