El viernes pasado realic� un viaje de trabajo a la provincia de Dari�n, donde qued� admirada por la gran labor que un grupo de personas realiza, en este caso, en la comunidad de Boca de Cupe.
A llegar, el grupo de periodistas nos encontramos con decenas de personas humildes, de escasos recursos, quienes tuvieron que viajar hasta siete horas para recibir servicios de salud.
Ni�os sin zapatos que correteaban de un lugar a otro, mujeres que trataban de conseguir medicamentos y hombres cuya piel ba�ada por el sol demostraba la ardua labor que realizan en el campo.
Pero m�s que esto, resaltaba un grupo de uniformados del Servicio Nacional de Fronteras y del Centro de Salud del lugar, quienes estaban pendientes de todos los detalles.
Fue grato ver c�mo esos uniformados, que normalmente se ven con rostros de rudeza por tener que cuidar la frontera con Colombia, atend�an con mucho cari�o a los peque�ines para tomarles la talla, el peso, cortarles el cabello o hasta darles la comida.
No hay que olvidar el trabajo de los m�dicos, quienes a diario se deben enfrentar con los casos de desnutrici�n, par�sitos, enfermedades en la piel, gastrointestinales o alguna mordedura de serpiente que sufren los moradores al vivir en �reas tan alejadas del pa�s.
Son esos hombres y mujeres que pasan los d�as y semanas sin ver a sus familias, por dedicarse a cuidar de la salud y de la seguridad de los darienitas. Ellos se merecen el respeto y el aplauso de todos, al realizar estas actividades humanitarias poniendo en riesgo sus propias vidas.