A su corta edad, es motivo de admiración por los dotes artísticos que posee. A sus 11 años, Yamilka Lilibeth Saldaña Herrera se da el lujo de poner a bailar a sus compañeros de clases cuando toca el tamborito.

Pero no sólo eso, esta niña, que cursa el sexto grado en el Instituto Episcopal San Cristóbal, también toca el acordeón.

Con motivo de la celebración de la Semana del Folklore en su plantel, ella ha estado animando los bailes típicos con sus compañeros.

Su atracción por la música típica se la transmitió su padre, Ramón Saldaña, que es acordeonista y le enseñó a tocar sólo este instrumento.

Contó que el tamborito lo aprendió ella por sí misma. Cada vez que suena el tambor, refleja en su sonrisa esa picardía y admiración que siente por la música y que se embellece con la tierna mirada de su rostro angelical.

"Me gusta lo que hago, es emocionante y ya estoy acostumbrada a tocar", dijo en medio de risas.

Nunca ha pertenecido a un grupo musical, aunque si se lo proponen, lo haría. Siempre anima las actividades de su colegio.

Aún piensa en la posibilidad de pertenecer a un conjunto típico cuando tenga más edad; además, le gusta bailar el típico.

Aún no se decide cuál será la profesión que estudiará, pero dejó claro que debe ser una que le guste y donde pueda quedarse más tiempo con sus mejores amigos.

GUSTOS

A Yamilka le gusta comer lasaña, mariscos y pizza.