
Esta humilde mujer, a veces, no tiene ni para comer.
Foto: Mar?Castillo
Esta humilde mujer, a veces, no tiene ni para comer.
Foto: Mar?Castillo
Esta humilde mujer, a veces, no tiene ni para comer.
Foto: Mar?Castillo
Esta humilde mujer, a veces, no tiene ni para comer.
Foto: María Castillo
Esta humilde mujer, a veces, no tiene ni para comer.
Foto: María Castillo
Esta humilde mujer, a veces, no tiene ni para comer.
Foto: María Castillo
Esta humilde mujer, a veces, no tiene ni para comer.
Foto: María Castillo
Sentada en la acera de un edificio en la avenida Central de David, Chiriquí, está una joven de mirada triste y perdida, con un niño recién nacido entre sus brazos.
¿Y qué hace allí? Pide ayuda para volver a casa con su pequeño hijo.
“No tengo dinero para volver y me quiero ir a casa”, expresó Beatriz Bejarano, una humilde joven que reside en la Comarca Ngäbe-Buglé, en la comunidad de Camarón, en un lugar llamado Guacamaya, en el distrito de San Félix.
Con sólo 17 años, ya conoció el dulce dolor de ser madre y aunque en su pueblo vive en pobreza, ella añora volver a su hogar.
Para llegar debe caminar aproximadamente una hora por un área montañosa, desde donde la deja el transporte, en el que ha viajado 2 horas desde San Félix.
Allá en esa apartada comunidad, está su madre esperándola, en una casa hecha con cañazas, sin comodidades, donde no hay luz ni agua potable, e incluso cocinan en un fogón.
Cuando necesitan agua, la buscan en una quebrada cercana, se alumbran con guarichas o lámparas con kerosín.
Para sobrevivir, siembran en el pequeño patio de su casa arroz y maíz para el consumo, y venden algo para comprar otros productos.
Beatriz manifestó que en estos momentos vive con una cuñada, en el sector de Los Abanicos, cerca de la escuela de esta comunidad, ubicada en el distrito de David; allí se quedará hasta que consiga dinero para poder regresar a su vivienda.
Con palabras entrecortadas, dice no haber comido, porque a veces hay para alimentarse y en otras ocasiones no.
Ella pide que alguien le ayuden para volver a su casa, al lado de su anciana madre, que es su único amparo, ya que su padre murió.