Dulce regreso. El Almería se quitó el disfraz de equipo recién ascendido en su vuelta a Primera División después de 27 años, se plantó en el césped de Riazor con ambición y dio un recital (0-3) ante el Deportivo de Miguel Ángel Lotina, débil en defensa y sin ideas en ataque.
Los andaluces se mostraron valientes, implacables ante un Deportivo inocente, que no fue capaz de plasmar en el terreno de juego la filosofía de fútbol. Negredo, Soriano y Crusat fueron los verdugos del Deportivo.
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