Su esfuerzo, dedicación y honradez le han ayudado. (Foto: MARYORIE PATIÑO / EPASA)
Nicanor Alvarado D.
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Logró cambiar las caminatas que hacía diariamente bajo el sol por cada metro de La Peatonal vendiendo bolsas de basura y cabezas de ajo, para convertirse en todo un microempresario. ¿Cómo lo hizo? Bastó su constancia y visión.
Ese es el caso del señor Jorge La Fontiere, quien luego de ganarse la vida como vendedor ambulante, y por los consejos de un amigo, decidió asociarse con un pariente suyo para inaugurar un negocio de venta de legumbres y frutas. El éxito que ha tenido le ha permitido tener dos sucursales.
Aunque el nombre de los locales es desconocido, no hay obstáculos para quienes desean adquirir un buen ingrediente para la comida o una rica fruta. "La gente nos conoce. Tenemos un puesto en la vía Brasil, cerca del IDAAN y éste (en referencia al que se ubica a un costado de La Gran Estación de San Miguelito)", comentó La Fontiere.
Al preguntarle a qué se debía el éxito de su negocio, habiendo otros tantos y ubicados a pocos metros del suyo, el microempresario, con seguridad respondió que se debía a dos factores, "aquí los clientes encuentran buena atención y buenos precios".
¿Y DE LA FRESCURA?
En eso, al parecer, sus productos sacan la nota máxima, pues con su socio dedican las primeras horas de la jornada a buscar los más frescos en el Mercado de Abastos, para cuando sean las 8: 30 a.m. sus clientes puedan adquirirlas; eso de lunes a sábado.
La Fontiere hizo énfasis en que Dios le ha ayudado en el progreso del negocio que emprende. "El estar en la Iglesia me ha sido de mucha bendición en el puesto, me ha ido bien, nunca he sido víctima de robos", dijo.
LA FONTIERE
"En Panamá hay mucha gente que tiene sueños e ideas, pero no se atreven a intentarlas, pero deben hacerlo".