Sólo un pedazo de una de las piernas de la señora Julia Sáenz, de 77 años, y un perro, encontró su hijo Bernardino Martínez, luego de que se registrara en Cabuya de Antón un deslizamiento de terreno que arrasara con una vivienda y dos personas que se encontraban en ella.

La tragedia rodea a la familia que llora, desconsolada, por la muerte de esta anciana que ni siquiera tuvo la oportunidad de correr para salvarse.

Aproximadamente, a las cuatro de la tarde del sábado, vecinos escucharon el estruendo y vieron cómo se desplomó el cerro sobre la casa de doña Julia, que estaba orando en su cuarto para que dejara de llover, según cuentan dos de sus sobrinas, que minutos antes de la tragedia se habían retirado de la vivienda que ahora ya no existe.

"Mis hijas nacieron ayer", comentó el señor Edgardo Muñoz, mientras una lágrima corría en su mejilla.

En la búsqueda se encontró uno de los perros de doña Julia. Estaba, igualmente, sepultado como el resto de los enseres y muebles de la vivienda.

El cerro al deslizarse se llevó por completo la vivienda de concreto, sólo pudo salvarse algo de la cocina de zinc y unas cuantas gallinas.

El sábado se encontró una pierna y ayer se halló el cuerpo sin las dos piernas, por lo que la búsqueda continúa para darle cristiana sepultura a Julia.

Es la primera vez que se registra uno de estos incidentes en esta comunidad.

Hace unos siete años, en la comunidad de Turega de Sofre, en el norte de Penonomé, se registró un deslizamiento de terreno que costó la vida a unas siete personas, entre ellas tres menores de edad.

La carretera que conduce a Cabuya también se vio obstruida por los deslizamientos de tierra, lo que se convierte en un peligro para los conductores.