No se equivocó. Un negocio que inició hace ocho años cuando dejó su trabajo en el Gobierno, aunque consideraba que no le cubría sus necesidades, se convirtió en la mejor decisión de su vida.
Tomás García vende pesada de nance. Él recuerda que cuando dejó el trabajo pasó momentos difíciles, pero un día su hijo Merlín, que en ese tiempo tenía 9 años, empezó a recoger los nances que caían en el patio de su casa. Así fue como se tiró al ruedo y al ver que quedó buena, compró queso blanco y salió con su hijo a venderla. Nunca había hecho una pesada.
"Más demoramos en hacerla que en lo que se vende", dijo Tomás; por eso, al día siguiente también vendieron y hasta el sol de hoy, la venta no se ha detenido.
Diariamente, Tomás sale en su moto a vender el producto, él lo distribuye en ministerios, instituciones de salud, salones de belleza, bancos y hasta a domicilio.
Pero no todo fue color de rosa, el señor recuerda que al principio era un problema transportar las pesadas, "se regaban en la moto, cuando las llevaba en las cajetas", comentó, hasta que probó con llevarlas en un cooler y fue la mejor opción.
Actualmente, quien cocina las pesadas es la señora Mina, mamá de Tomás, y Luis, el sobrino de éste.
CONSEJO
"Yo le digo a las personas que busquen la manera de echar pa' lante, que sean perseverantes y confíen en ellos mismos".
PROSPERIDAD
Gracias a la venta de pesadas, Tomás logró poner una fonda que llamó "Mi Piquera", en la 9 de Enero.