Los argentinos se convirtieron en el Señor de los Anillos de los dos grandes deportes de equipo, como son el baloncesto y el fútbol. Ambos equipos mostraron garras y pusieron a los "albicelestes" en el Olimpo del deporte.
Un oro negado. Argentina jamás había subido a lo más alto del podio en esos dos deportes colectivos y no se colgaba en el pecho el metal dorado desde los juegos de Helsinki, en 1952, cuando el remo otorgó ese honor.
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