Las impurezas en la espalda hay que combatirlas; para ello, debe hacerse amiga de la ducha y guantes de crin. Cada vez que se bañe, restriegue su espalda con un jabón antibacterial y el guante. Finalmente, enjuague con un chorro de agua caliente al que añadirá un buen chorro de vinagre.
Dos veces a la semana, aplique una mascarilla de arcilla roja, deje actuar por quince minutos y enjuague con agua fría.
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