
Luis junto a su esposa lucha por lograr una mejor calidad de vida para ellos y sus hijos.
Foto: MILLIE RAMOS
Luis junto a su esposa lucha por lograr una mejor calidad de vida para ellos y sus hijos.
Foto: MILLIE RAMOS
Luis junto a su esposa lucha por lograr una mejor calidad de vida para ellos y sus hijos.
Foto: MILLIE RAMOS
Su local lo mantiene siempre ordenado para la buena imagen.
Los desinfectantes son los más vendidos.
Trata amablemente a sus clientes.
Luis junto a su esposa lucha por lograr una mejor calidad de vida para ellos y sus hijos.
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Foto: MILLIE RAMOS
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Una muestra de superación. Luis Méndez de Chachita, aún conserva la 'chaza' (caja de madera) con la que comenzó a trabajar como vendedor de productos para la limpieza del hogar. Dice que esta caja, hecha a mano, que rebosaba de productos, es la evidencia de que progresar sí se puede.
Como muchos de sus colegas en la capital, llegó desplazado por la pobreza, con las manos en el bolsillo y con un futuro incierto. Lo único que no hizo este hombre fue pedir limosna. "Eso me daba mucha pena. Por eso busqué la forma de salir adelante", explicó.
Luego de vender bolsas de basura, trapeadores y desinfectante en Villa Lucre, decidió trasladarse a trabajar en las jumboferias realizadas por el Instituto de Mercadeo Agropecuario.
"Ahí comencé a agregar otros productos para la venta. Me ha ido muy bien, porque pasa mucha gente, pero no deja de ser un trabajo muy duro", dijo Luis.
El comienzo del éxito
Este personaje cumplió su meta y para la Navidad del 2009 ya estaba trabajando en su propio quiosco, en un privilegiado espacio en las jumboferias que se realizan en Panamá.
Él le atribuye el dinero que gana a la extensa jornada de trabajo que cumple laboriosamente todos los días, como si tuviera un jefe que lo controlara. "Sagradamente llego muy temprano y no me voy hasta que acabe la feria. Pero la clave es hacer las cosas con agrado", aseguró, colocando repetidamente la mano abierta sobre su pecho.
Dice que a los colegas que les va mal es por la falta de ánimo y orden. "Hay que tener el puesto bonito, limpio y ordenado”.
Pese a los buenos resultados, Luis dice que su meta es tener un negocio propio en el que pueda manejar mejor los horarios y dedicarle más tiempo a su esposa y a sus cinco hijos. "Yo quiero pasar de la informalidad a la formalidad. Esa es mi meta", dijo apretando el hombro de su compañera.