HISTORIAS
Nueve consejos

Redacción | DIAaDIA

Cuida tu presentación. Todos los días arréglate como si fueras a una fiesta. ¿Qué más fiesta que la vida?

Mantén tu amor por la vida. Sal a la calle o al campo de paseo. El agua estancada se pudre y la máquina inmóvil se enmohece.

Ama el ejercicio físico como a ti mismo. Un rato de gimnasia, una caminata razonable dentro o fuera de casa es una manera de combatir la inercia y alimentar la diligencia.

Acéptate con dignidad. Cabizbajo, la espalda encorvada, los pies arrastrándose ¡NO!... Que la gente te diga piropos cuando pases.

Habla de tu edad con orgullo y respeto. Nadie quiere oír historias de hospitales. Deja de llamarte viejo y considerarte enfermo.

Cultiva el optimismo sobre las cosas. Sé positivo en los juicios, de buen humor en la palabra, alegre de rostro, amable en los ademanes. Se tiene la edad que se ejerce, la vejez no es cuestión de años sino de ánimo.

Sé útil a ti mismo (a). Bástate hasta donde sea posible y ayuda con una sonrisa, un consejo o un servicio a los demás.

Trabaja con tus manos y mente. La mejor bendición es el trabajo, cualquier actividad laboral, intelectual o artística es la medicina para todos los males.

Mantén vivas y cordiales las relaciones humanas. Desde luego las que anidan en el hogar, intégrate y convive con todos los miembros de la familia: niños, jóvenes y adultos, el perfecto muestreo de la vida. Luego ensancharás tu corazón a los amigos, aunque ellos no sean de tu edad.

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