Desde muy temprano, el señor Diomedes Pérez junto con su familia, pelan algunas frutas para que este humilde panameño salga, diariamente, a venderlas.
Una carretilla anaranjada y un cooler lleno de frutas, como piña, naranja, mangotín y mamón chino, son los materiales que necesita para salir a la batalla.
Su recorrido lo inicia en El Valle de Urracá y finaliza en la piquera de Santa Librada. En ese tramo, el señor Pérez tiene muchos clientes, que se ha ganado gracias a la sonrisa singular y a la gran amabilidad que lo caracteriza.
Fue hace 4 años que el señor Diomedes se independizó y se convirtió en su propio jefe. "Antes trabajaba en una bomba de gasolina, pero qué mejor que tener uno su pequeña empresa", dijo el comerciante.
De esta manera, ha sacado a sus hijos de 13 y 10 años adelante.
Para Pérez sí hay trabajo, "sólo hay que buscarlo y no esperar sentado a que llegue algo, porque si no ahí se quedará sentado", puntualizó.
PRECIO
Todas las frutas valen 25 centésimos y, para quienes les gusta lo ácido, le puede agregar sal y vinagre.
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