La luz de su corazón ilumina su vida. Desde pequeño tuvo problemas de baja visión, producto de una miopía avanzada. A pesar de su problema, tuvo familia y un trabajo.

Hoy, con 38 años y con una ceguera casi total, Alexis ha superado la depresión que lo agobiaba, porque estando en el Centro de Rehabilitación de Ciegos Adultos Andrés Cristóbal Toro, aprendió que su discapacidad visual no es un impedimento para llevar una vida normal.

Pese a su situación, es un gran músico, pues toca el piano, el acordeón y la guitarra, también es cantante; por esto es muy querido por sus compañeros de clases.

La Unión Nacional de Ciegos ha sido una bendición para Alexis, allí aprendió que no todo había terminado en su vida. Este mismo sentimiento lo comparten los 25 estudiantes internos de la escuela que se están rehabilitando.

De fiesta

El jueves tuvieron un convivio para promover las fortalezas y los lazos entre los familiares. "La idea es que las personas que vienen aquí mantengan contacto con su familia y que esto no se convierta en un asilo", dijo Hernán Santizo, director encargado de la escuela para ciegos, como le llaman al Centro.

Los estudiantes estuvieron muy animados en el convivio, hubo cantadera, música y buena comida, aunque la nota triste fue que no hubo ningún familiar compartiendo con los invidentes. Como los estudiantes son todos del interior del país, la distancia fue una limitante para trasladarse hacia la capital, aclaró Santizo.

Agregó que la escuela tiene muchas carencias, las más importante son las computadoras, que se quedaron obsoletas, y la falta de más profesores.

Con todo y las necesidades, el centro de rehabilitación lleva 46 años cumpliendo una buena labor. Necesitan un presupuesto de 50 mil dólares para funcionar al año, pero con la ayuda de los patrocinadores y las actividades que realizan apenas consiguen 25 mil.

PRESUPUESTO

El Centro de Rehabilitación de Ciegos Adultos Andrés Cristóbal Toro, necesita más apoyo económico.