Un poco más sereno que la madre, el papá de Irving Saladino, el señor David Saladino, confiaba cien por ciento en el éxito que alcanzaría en el Mundial de Osaka.

"Bueno, en realidad él habló con el hermano, y le dijo que no nos preocupáramos por el 8.13, que los mejores saltos vendrían más adelante en la competencia, que él estaba seguro de que ganaría la medalla de oro", indicó don David.

"Pensábamos que con el 8.46 ya todo estaba decidido, pero el italiano hizo el mejor salto de su vida, pero eso no nos preocupó porque Irving estaba bien preparado, y nos había prometido el triunfo.

Sobre si en un futuro el nuevo campeón mundial amenazaría con romper el récord 8.90, indicó que eso no es la prioridad, que lo importante es ganar. "El récord está difícil, pero no imposible; yo siempre le digo que primero haga un buen salto que lo tenga ganando, y después, en los otros, pensar en el récord", concluyó.