La intérprete de "Finge que no" y "Giovanni amore", Mimí o Irma Angélica Ocho, su nombre real, destacó que a sus 45 años mantiene una actitud positiva ante la vida. Y de eso no hay duda. De sólo escucharla hablar uno deduce este estado de felicidad permanente en que vive. Mimí nos permitió conversar con ella y dijo cosas muy interesantes.
¿Ves a los reality musicales como espejos donde los jóvenes pueden reflejar sus sueños con la esperanza de convertirlos en realidad? "Yo, que tengo tantos años en el negocio de la música, te puedo decir que la música está pasando por una profunda crisis a raíz de la piratería. La piratería se está comiendo las fuentes de trabajo y los presupuestos para poder hacer artistas importantes. Ha cambiado absolutamente todo el formato de la televisión. Ya no hay tantas ventanas, como era antes, para presentarse como cantante. Lo único que nos queda ahora como ventana para estos chavos son estos tipos de concursos. Definitivamente, American Idol, como franquicia mundial, es el más importante de todos. Es un certamen donde se descubren verdaderos talentos de Latinoamérica".
¿Esa manera espontánea que tienes de comportarte al evaluar, le quita solemnidad al juicio a emitir? "Nosotros somos nosotros. A nosotros no nos contrataron para jugar un papel. Al final del día tratamos de marcar la diferencia de lo que somos. Yo soy como soy arriba y abajo de un escenario.
El jurado de Latin American Idol tiene un muy buen equilibrio: tenemos a un perro, a un técnico y tenemos a una nena".
¿Cómo analizas las participaciones de Margarita y Manuel? "Panamá, este año, fue la gran sorpresa. Siempre le tuve una ilusión bárbara a Panamá. El talento panameño está bien fuerte. Son fantásticos como artistas. Panamá se ha desbordado de una manera increíble con el show. Y, algo increíble, desde Panamá no solamente votan por Margarita y Manuel, sino también por los otros chicos. Esto también es importante. Panamá ha sido muy generoso con todos ellos".