
Iglesia católica y evangélica unifican criterios sobre el tema.
Foto: Zenaida Vasquez
Iglesia católica y evangélica unifican criterios sobre el tema.
Foto: Zenaida Vasquez
Iglesia católica y evangélica unifican criterios sobre el tema.
Foto: Zenaida Vasquez
El pueblo macaraqueño apoya la queja.
Iglesia católica y evangélica unifican criterios sobre el tema.
Foto: Zenaida Vasquez
El pueblo macaraqueño apoya la queja.
Iglesia católica y evangélica unifican criterios sobre el tema.
Foto: Zenaida Vasquez
El pueblo macaraqueño apoya la queja.
Iglesia católica y evangélica unifican criterios sobre el tema.
Foto: Zenaida Vasquez
El pueblo macaraqueño apoya la queja.
Iglesia católica y evangélica unifican criterios sobre el tema.
Foto: Zenaida Vasquez
El pueblo macaraqueño apoya la queja.
El otorgamiento de avisos de operación para 13 cantinas y un posible casino mantiene preocupados a las iglesias católica y evangélica del distrito de Macaracas, en la provincia de Los Santos.
En la solemne misa en honor a Santa Rosa de Lima, en Llano de Piedra de Macaracas, el cura párroco Orlando González dijo a los feligreses que la instalación de cantinas en nada favorece a la comunidad, cuando lo que se necesita en la región es un mejor parque, farmacias, carnicerías o una biblioteca.
El sacerdote dijo que en Llano de Piedra ya hay cuatro cantinas y no se necesitan más, por lo que está dispuesto a denunciarlas en las instancias necesarias.
Los avisos otorgados por el Ministerio de Comercio e Industrias en Los Santos son para lugares como: Mogollón (1), Bahía Honda (1), El Cedro (1), Llano de Piedra (1), y nueve para el corregimiento cabecera de Macaracas.
Elpidio Vega, pastor evangélico en Macaracas, dijo que también se preocupan ante los rumores de la instalación de un casino, lo que contribuiría aún más con el vicio, y este a su vez con la violencia en las familias macaraqueñas.
Tanto la Iglesia católica como la evangélica rechazan estos avisos de operación ya que consideran que estos centros propician el detrimento de la población.
Ana Bernal, denominada así por la reserva de su nombre, indica que los macaraqueños no deben permitir la entrada de un casino en su región, ya que por experiencia propia conoce los estragos que ocurren en el hogar cuando alguien se hace adicto a las maquinitas y juegos de azar.
En su caso, Bernal dijo que hace dos años ella era adicta a un casino en Chitré, al punto de ir dejando de lado sus obligaciones en el hogar por el juego, empezó a adquirir deudas y luego se escondía de los acreedores. Quedó desempleada y en aquel momento llegó a su vida un trabajo en un casino; estando allí supo que por cada dólar que una persona juega, solo se le regresan 13 centésimos.
“Un día, un compañero de trabajo me dijo: ¿sabes por qué esas personas están allí sentadas jugando?, porque todos son unos perdedores: unos están divorciados, otros tienen problemas en sus casas, son alcohólicos, tienen muchos problemas y se refugian aquí”, relató Bernal.
Ese día, según Bernal, se preguntó cómo ella siendo una mujer tan inteligente, competitiva, egresada con honores de la universidad, había quedado entre los perdedores.
Sostuvo que analizó a cada una de las amistades que había adquirido en los casinos y, efectivamente, todas eran perdedoras.