Las condiciones de extrema pobreza en que viven muchas familias de la comunidad rural de Chiguirí Arriba en el norte de Penonomé los obliga a vivir en viviendas de quincha y paja que no garantiza seguridad y mucho menos buenas condiciones de salud.
En un recorrido por Chiguirí Arriba nos encontramos con la señora Etanisla Ovalle, una anciana que no recuerda su edad, pero si que tienen una numerosa familia a la cual por falta de recursos económicos no le puede brindar un hogar apropiado.
La vivienda de la señora Etanisla es de paja, el suelo no es de concreto y las paredes se están cayendo por efectos de los más de 30 años que tienen y por las lluvias constantes que se registran en estas regiones rurales y de difícil acceso.
Según la anciana, su casa desde hace muchos años fue construida con barro y paja porque no contaban con dinero para más, mientras su situación económica es peor cada día y después de 30 años "solo nos alcanza para la comida, a veces no hay para la cena o el desayuno".
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