Reinalda Soto es una madre campesina que viaja dos días a la semana de San Pedro, un área alejada de Penonomé, al IPHE para que su hija, que presenta una discapacidad pueda incluirse y sentirse útil.
Ella es ejemplo para muchas familias, pues trae productos y artesanías para venderlas en un kiosco que ha creado el IPHE dentro de esta escuela.
Para ella la vida en el campo es dura, pero si hay voluntad e interés se puede salir adelante dedicándose a la agricultura y a la artesanía, al tiempo que puede ver progreso en sus hija, quien es retrasada mental.
Con el proyecto "Valoro lo que produzco", los padres de familia venden sus rubros y creaciones, los días que traen a sus hijos a la institución.
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