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Recuerdos en forma de canciones
Juan Bau. (Foto: Miguel Cavalli / EPASA)

Diamar Díaz Nieto | DIAaDIA

¡Qué noche! Las canciones trajeron a dos viejas amigas: la alegría y la nostalgia. Lourdes Robles y Juan Bau cantaron y encantaron, sobre todo porque en el Teatro Anayansi se hicieron presente dos generaciones, la de los años setenta y la de los años ochenta, que coreaban, levantaban las manos y aplaudían a rabiar cada uno de los éxitos.

El telonero fue Tomás Centella, quien hizo su debut en tan importante gala.

En la primera parte de la gala, las damas presentes cantaron las canciones de Lourdes Robles, entre ellas Corazón en blanco, Pero me acuerdo de ti, Sola, No me mereces, Lo amo; estas baladas hicieron estremecer el corazón de alguna de las féminas hasta el punto que muchas lloraron al recordar quizás decepciones o amores imposibles.

Entre canción y canción, la artista compartió con el público, y comentó que había comido antes de su presentación un sancocho para agarrar fuerzas. También agradeció los piropos de los caballeros del segundo alto del teatro que le decían te amo, mami, bella, bravo Lourdes.

La cantautora boricua comentó ante las muestras de cariño de los caballeros: "Eso es lo que me gusta de los panameños, son tan expresivos". Para regalo de ellos, se bajó del escenario y les dedicó a varios sus temas. ¡Ohhh!

La nota cumbre de su participación fue cuando cantó su himno Abrázame fuerte, la gente enloqueció porque todos cantaban al unísono, rompiendo al final con una fuerte ovación.

Y LLEGO JUAN BAU

Cuando pensamos que la intensidad iba a bajar en el lugar, se escuchó un rugido, era la gente emocionada por la entrada de Juan Bautista Conca Moya, mejor conocido como Juan Bau.

Vestido de blanco, demostró a los panameños que todavía mantiene esa voz de tenor, y sólo tenía que moverse un poco y la gente gritaría, aplaudiría y reiría.

El artista en tono jocoso destacó que su madre antes de venir para Panamá le dijo: "Juanjo, tómalo suave, ya no estás para esos trotes".

En un viaje musical explicaba cada una de sus canciones, entre ellas Penas, que nació de una situación que vivió en Colombia cuando pateó unas cajetas que estaban en la entrada del hotel en el que se hospedaba, y de una de ellas, salió un niño que le pidió a él y a los amigos que lo acompañaban que lo dejaran dormir. Vimos después de eso a muchas personas llorar.

Además de eso, Bau interpretó catorce baladas más, entre ellas Dama del amanecer, Acaríciame, Devuélveme el amor, Fantasía, Me duele y Raquel. Con Raquel dejó de cantar un momento y se quedó estático al ver como la gente coreaba toda la canción, lo que lo emocionó.

También hizo un dúo con Lourdes de la panameñísima Historia de un amor, la que se ha vuelto, después del Tambor de la Alegría, nuestro himno para los cantantes extranjeros.

La gala terminó rozando la medianoche con su tema más conocido, la Estrella de David, y una vez terminada la balada el público se puso en pie para rendirle honores a un hombre que marcó una época, ya que sus canciones dejaron huellas imborrables en sus corazones.





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