Amigo lector, a la hora de elegir unos zapatos, no sólo debe guiarse por la moda y apariencia del calzado, sino que debe tener en cuenta su calidad para evitar dañar la salud de sus pies. Aquí le damos algunos consejos para que, a la hora de comprar, no sólo escoja un zapato bonito, sino cómodo y saludable.
El calzado tiene que ser flexible, ligero, poroso y suave; pero lo fundamental es que proporcione un buen apoyo. Debe contar con una zona de refuerzo para el talón de Aquiles, lengüeta forrada para proteger el empeine, punta amplia y redondeada para los dedos, plantilla flexible, soporte de la bóveda en el arco interior del pie y una elevación del tacón entre diez a quince milímetros.
Si ya tiene elegidos los zapatos que va a comprar, a la hora de probárselos debe tener en cuenta lo siguiente:
Conocer, como es lógico, la talla de su pie y el ancho del mismo. De igual modo, es importante que sepa si las medidas de ambos pies difieren o son iguales; en el caso de que sea uno más grande que el otro, cómprese una talla más y una plantilla para rellenar el espacio libre en el otro zapato.
Asegúrese de que el talón y los dedos de los pies encajen bien en el zapato, que la suela proporcione un ángulo amplio de movimiento y que el talón no resbale al caminar.
No se lleve nunca un calzado sin haber caminado un poquito por la tienda, para comprobar que el zapato es cómodo y flexible.
MIME SUS PIES
Andar con zapatos muy rígidos e inapropiados para su medida no es ninguna tontería, ya que pueden provocar daños importantes en los pies: callos, rozaduras, juanetes, dedos de martillo o uñas encarnadas. No existe el zapato ideal, pero los expertos recomiendan que no tenga un tacón superior a los cinco centímetros y que lleve en su interior una plantilla gruesa con ángulo suficiente para mover los dedos del pie.
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