De nada valen las palabras, si las acciones no las acompañan. El discurso del presidente Martín Torrijos en ATLAPA, el pasado 1 de septiembre, dejó un sentimiento de esperanza, positivismo y de mejoramiento de la cosa pública. Pero no fue todo, también actuó: No había terminado ni de almorzar, cuando comenzó el Consejo de Gabinete, el primero de su mandato, y aquí pasó de la palabra a la acción, cuando se decidió derogar la reglamentación de la Ley de Transparencia. Ojalá ese sea el primer paso de una gestión pública pura, como el agua de manantial. Y también, la puerta de acceso a la información que debe ser pública y, por tanto, abierta a los periodistas para que puedan informar con documentos en mano, sobre los aciertos y desaciertos del nuevo gobierno. Amanecerá y veremos.