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El espíritu de una flor
La flor del Espíritu Santo debe mantenerse en lugar húmedo, preferiblemente debajo de plantas más grandes.

Elizabeth Muñoz de Lao | DIAaDIA

La Feria de la Flor del Espíritu Santo, en Las Minas de Herrera, no sólo es una manifestación de floclor puro, sino también del esfuerzo de todo un pueblo por preservar la flor nacional, que está a punto de extinguirse, y que crece en esa población de clima fresco y abundante flora.

En la pintoresca plaza del pueblo se dieron cita miles de panameños y extranjeros, desde el 27 hasta el 30 de agosto, para apreciar una de las más bellas manifestaciones de la naturaleza, la orquídea, variedad a la que pertenece la flor del Espiritu Santo, que no es más que unos cuantos pétalos blancos, entre cerrados y abiertos, con una palomita en el medio. Parece el resultado de un trabajo artesanal, por lo real y majestuosa que luce la palomita en el centro de la flor.

Esta feria ya lleva nueve versiones. Comenzó en el 2001 como una actividad económica para recaudar fondos a fin de restaurar la iglesia Santa Bárbara, patrona de Las Minas. "Como pegó, se amplió y fue reconocida como Feria Nacional en el año 2006", dijo su fundadora y presidenta hasta el 2008, Noemí Barría de Ramírez, educadora que fue reconocida el Día del Maestro con la medalla Manuel José Hurtado.

A partir del 2006, el Gobierno le otorgó un subsidio, primero de mil 500 balboas y ahora de 2 mil.

Esta modesta suma se utiliza para construir los ranchos, trasladar a los conjuntos folclóricos, a los artistas típicos y para otorgar los premios del concurso "Román Aizprúa" en las categorías de grito, saloma y décima. Al ganador de esta última modalidad se le entrega la medalla de oro.

Además, se instala un orquideario en la escuela Gloriela Barría, donde se exhibe la flor del Espíritu Santo, y decenas de otras orquídeas de ese poblado y de El Valle de Antón, Boquete y otras poblaciones, cuyas asociaciones de orquideólogos se trasladan para mostrar sus plantas. Allí también se realiza el juzgamiento de orquídeas y se premia a las mejores.

En los pasillos de la escuela, la aglomeración se notaba. Los visitantes se deleitaban comprando las orquídeas a precios módicos, no sin antes recibir una corta charla sobre cómo cuidarlas y protegerlas.

Llama la atención que en Las Minas, un pueblo chiquito, de gente humilde y sencilla, cualquier habitante le da cátedra al visitante sobre cuáles son los cuidados que deben dársele a su flor y al resto de las orquídeas, cuyos nombres científicos dominan, como si se llamaran Jesús, María o José.

Frente a la iglesia y detrás de ella, los puestos de venta de artesanías, arroz chango, productos agrícolas y comida le daban el toque de fiesta de pueblo a la actividad, en la que, por supuesto, no podía faltar el desfile de carretas con la participación de la reina y las princesas, cada una representando a un corregimiento de Las Minas. El tambor, los gritos y la saloma daban el aire festivo al ambiente. Las mujeres vistieron sus mejores galas, y los hombres portaban orgullosos su sombrero blanco y elegante.

PRESERVAR LA FLOR ES LA CLAVE

Aunque abunda en Las Minas y florece de julio a octubre, un decreto alcaldicio prohíbe la venta indiscriminada de la flor del Espíritu Santo, a fin de protegerla y preservarla, pues durante las ferias anteriores se vendían muchas plantas y algunas quedaban tiradas por la calle. Además, aunque pega en cualquier lado, no florece donde no hay la humedad suficiente ni en climas muy calientes.





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