
El contorsionismo asustó a muchos, por el efecto de sonido de fondo.
El contorsionismo asustó a muchos, por el efecto de sonido de fondo.
El contorsionismo asustó a muchos, por el efecto de sonido de fondo.
Trapecistas que jugaban a “empujarse” y lucirse.
El contorsionismo asustó a muchos, por el efecto de sonido de fondo.
Trapecistas que jugaban a “empujarse” y lucirse.
El contorsionismo asustó a muchos, por el efecto de sonido de fondo.
Trapecistas que jugaban a “empujarse” y lucirse.
El contorsionismo asustó a muchos, por el efecto de sonido de fondo.
Trapecistas que jugaban a “empujarse” y lucirse.
El contorsionismo asustó a muchos, por el efecto de sonido de fondo.
Trapecistas que jugaban a “empujarse” y lucirse.
Acróbatas, malabaristas, trapecistas, actores y cantantes cómicos hicieron de las suyas en la obra teatral circense “Donka: Una carta a Chéjov”, que se presentó el jueves y ayer en el Teatro Anayansi.
Todos los actores en el escenario, dirigidos nada más y nada menos que por Daniele Finzi Pasca, quien ha estado tras megaproducciones como el “Circo de Soleil”, se lucieron en los actos de circo de la “vieja escuela”, donde se recordó a la mujer barbuda, el baile con la bola de cristal, el coro “a cappella” y el “tap flamenco”.
¡Sí señores! Quienes asistieron a este evento, no dejaron de reír y de reaccionar con asombro, al ver cómo los contorsionistas se retorcían en el quirófano del loco doctor, que buscaba lucrar con la disección de sus humanos vivos en cautiverio.
Los diálogos y actos con burlas, hicieron que el público al final se levantara y los aplaudiera de pie. ¡Bravo!