Nuestro templo del fútbol ayer estuvo vestido de blanco, pero no fue ese el color con el que nuestro combinado nacional mayor salía a jugar, sino que los "ticos" se habían tomado el estadio Rommel Fernández.

Enormes eran las filas que rodeaban al "Coloso" de Juan Díaz, pero la mayoría de las personas eran del equipo contrario.

La fila de buses de las excursiones de Costa Rica parecían nunca terminar.

Pero, a pesar de una gran cantidad de aficionados de Costa Rica, los fieles seguidores de la "marea roja" se dieron cita y demostraron su amor por "la roja", coreando el tradicional grito de guerra de nuestro equipo: Olé, olé, olé, olé, Panamá, Panamá...

Por otro lado, el ambiente era de fiesta fuera del estadio, la música era fuerte, las troneras sonaban en cada esquina del coliseo y los pitos de los carros que portaban orgullosamente la bandera nacional estaban por todos lados.

La seguridad férrea siempre es parte importante en este tipo de encuentros. Para el juego, la Policía Nacional puso a 300 unidades, entre ellas las de control de multitudes y servicio general.

Los camisas rojas también dijeron presente. El cuerpo de bomberos se hacía notar en las inmediaciones del coliseo con más de 100 efectivos.

Por último, SINAPROC apostó 100 unidades, además del centro de control para los tres estamentos de seguridad.