Justo en el dedo anular tiene una marca blanca, muestra de alguna herida. Como esa, tiene varias. Son estas cicatrices la mayor prueba de la entrega de Gabriel Rebolledo a la madera.
Tanta es la dedicación y el empeño en trabajar la madera, que ahora ha convertido este oficio en su sustento para vivir.
CESE DE LABORES
Antes de que eso sucediera, Gabriel se dedicaba a aplicar los conocimientos de la Ingeniería Industrial, carrera a la que le dedicó sus años de universidad. Pero un recorte de personal lo obligó a quedarse en casa, siguiendo consejos de conocidos y amigos que le decían: "pero haz lo que tú sabes hacer".
Gabriel lo dudó. Pero al final se decidió y montó su propia tienda, un puesto de artesanías en el Barrio de San Felipe, la cual denominó "Arte quetzal".
LA PROSPERIDAD
Una de las cosas que más empujó a Gabriel, padre de dos hijos, para abrir esta tienda fue la necesidad de mantener su casa, educar a sus hijos, y más. Aunque su esposa Verónica trabaja, no es suficiente. Él tenía que hacer algo. Y lo hizo.
La tienda tiene poco tiempo de existir, pero para Gabriel ya está comenzando a producir.
SU ESPECIALIDAD
Gabriel no es un experto haciendo muebles, para nada, sino más bien en piezas especiales como féretros y piezas que se pueden usar en iglesias y demás.
NOVEDADES
Además de las piezas de madera, su puesto se destaca por los accesorios de tagua.
|