HISTORIAS
El pirata

Redacción | DIAaDIA

Un día, la señora Robles se encontraba en la sala de espera de su médico, cuando un niño y su madre entraron al consultorio. El niño llamó la atención de la señora Robles, porque llevaba un parche sobre el ojo.

Se sorprendió al ver qué poco parecía importarle la pérdida de un ojo, y lo observó mientras seguía a su madre a la silla más cercana. Al principio, el niño se mantuvo en silencio, jugando con los soldados sobre el brazo de la silla. En algún momento la señora Robles tuvo ocasión de preguntarle al niño, qué le había sucedido en el ojo. El niño consideró la pregunta durante largo rato y luego, levantando el parche, replicó: "No tengo nada en el ojo. ¡Soy un pirata!" Después regresó a su juego.

La señora Robles se encontraba allí, porque en un accidente automovilístico había perdido una pierna desde la rodilla. La cita era para determinar, si estaba curada para acomodar una prótesis.

La pérdida había sido algo devastador para ella. Ella se sentía como una inválida.

Ahora, la palabra "Pirata" cambió su vida. De inmediato se sintió transportada, se vio vestida como el Corsario Negro, a bordo de un barco pirata y que la pierna que le faltaba era una pata de palo.

Pocos minutos más tarde la llamó la enfermera. Mientras se balanceaba en sus muletas, el niño advirtió su amputación. "Oiga, señora, ¿qué le pasó a su pierna?" La madre del niño estaba mortificada. La señora Robles contempló por un momento su pierna más corta. Luego respondió con una sonrisa: "Nada. Yo también soy pirata".

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