
Ha sabido superar las adversidades con hidalguía.Fotos: Emilia Zeballos
Ha sabido superar las adversidades con hidalguía.Fotos: Emilia Zeballos
Ha sabido superar las adversidades con hidalguía.Fotos: Emilia Zeballos
Ha sabido superar las adversidades con hidalguía.Fotos: Emilia Zeballos
Ha sabido superar las adversidades con hidalguía.Fotos: Emilia Zeballos
Ha sabido superar las adversidades con hidalguía.Fotos: Emilia Zeballos
Ha sabido superar las adversidades con hidalguía.Fotos: Emilia Zeballos
Presa de un cambio brusco
Dubier manifestó que desde niño se le detectó glaucoma congénito, enfermedad que afecta la vista; sin embargo, él jugaba fútbol y manejaba bicicleta como cualquier niño, pero a los 16 años su situación comenzó a empeorar, pues la visión en su ojo izquierdo lentamente fue desapareciendo.
Empezaron más retos
Pero allí no terminó todo para este joven, ya que a los 18 años enfrentó otra crisis peor a la anterior. Ahora la visibilidad de su ojo derecho estaba disminuyendo.
“Esto me deprimió. Sentí que el mundo se me acababa”, dijo. No obstante, le operaron el ojo derecho, le hicieron un trasplante de córnea y le colocaron una válvula. Inesperadamente, a los 19 años se le detectó cataratas. Ya solo podía ver borroso y sus sueños en ese momento los veía lejos, pero “algo en mí me decía que yo podía superar esto”, expresó Dubier.
Actualmente
Con tristeza relató que esta realidad no fue ni es fácil para él, debido a que se encuentra lejos de sus familiares, porque él tuvo que viajar hacia la capital buscando superarse.
Dubier estuvo por dos años en la Unión Nacional de Ciegos de Panamá, ubicada en Las Lajas, lugar que le brindó las herramientas para llevar una vida libre e independiente. Actualmente, vive con su tía en la barriada San José, San Miguelito.
Digno de imitar
Es sorprendente percibir que este muchacho, a quien la vida ha golpeado, sigue adelante. Una muestra de ello es que él estudia en la Universidad de Panamá la Licenciatura en Inglés, y a la vez realiza su proyecto de trabajo en el centro estudiantil de esta institución.
Le sonríe a la vida
Rodeado de amigos que comentaban “él es un ejemplo a seguir”, relató con una sonrisa y lleno de alegría, que unas personas bondadosas le patrocinaron la segunda operación, razón por la cual tenía la posibilidad de recuperar la vista del ojo derecho. Eso le costaba 3500 dólares, y era un dinero que no tenía.
Un nuevo amanecer
Gracias a Dios, este joven pudo volver a ver los rostros de sus seres queridos y a ver los colores. “Aprecio tanto esto, ya que no tengo que imaginar”, recalcó Dubier.
Aunque todavía no recupera del todo la visión, él no pierde la esperanza, y su gran ilusión es superar los desafíos y los cambios actuales de su vida.