HISTORIAS

Ser un l�der


Redacci�n

Hubo una vez un profeta ermita�o que cada tres lunas bajaba hasta la ciudad y en las plazas del mercado predicaba el dar y compartir entre la gente.

Y era elocuente y su fama se expand�a por sobre la Tierra. Todos quer�an escucharlo.

Una tarde, tres hombres llegaron a su ermita y lo saludaron.

-T� predicas el dar y compartir -le dijeron-.

Y buscas ense�ar a quienes tienen mucho para dar a los que poseen poco; y no dudamos que tu fama te ha brindado riquezas.

Ahora ven y danos de tus riquezas, pues estamos necesitados.

-Amigos m�os -les contest� el ermita�o-, no tengo m�s que esta cama, esta estera y esta jarra de agua. T�menlas si as� lo desean. No tengo ni oro ni plata.

Entonces lo miraron desde�osos y le dieron la espalda, y el �ltimo hombre se detuvo en la puerta un momento y grit�:

-&162;Impostor! &162;Embustero! T� ense�as y predicas aquello que t� mismo no practicas.

Un l�der de grupo debe dar el ejemplo en toda circunstancia. Un verdadero l�der empieza a surgir cuando se pregunta "�Soy un buen l�der?". Un mal l�der empieza a surgir cuando lo afirma.

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