Fue una luchadora

Se fue una gran persona. ”Ella alcanzó el cielo y está en paz con Dios”, expresó Doris Isaza, cuando ayer le dio el último adiós a su hija Doris Herrera, a quien le había donado su propio riñón para que sobreviviera, tras sufrir durante años problemas renales.

El rostro de amor aún después de la muerte de su hija saltaba a la vista, mientras acariciaba los restos cremados de su fruto maternal. De igual forma, algunos amigos dieron testimonio de todo lo que vivieron con ella.

Tras horas de recuerdos, un silencio repentino se apoderó del Parque del Recuerdo, a la hora de depositar los restos de “Dorisín” en la cripta. Así terminó la gran lucha de esta valiente mujer, quien dejó en la orfandad a un niño de cuatro años.

Su madre, quien ahora vive con un solo riñón, agradece a Dios haberle permitido estar con Dorisín sus últimos días, ahora ella velará por el bienestar de su nieto.

Su salud

DIAaDIA fue testigo de esta hermosa historia de amor e inclusive estuvo presente cuando el pasado 29 de marzo se practicó la operación de trasplante en el Complejo de la Caja de Seguro Social (CSS), pero tres días después de la cirugía, los médicos descubrieron que en el cuerpo de Dorisín había una célula que afectó el riñón trasplantado.

Aún así, ella siguió luchando y no fue hasta el jueves pasado cuando una bacteria que adquirió mientras estaba hospitalizada acabó con sus defensas y falleció.