Ha sido su único trabajo formal y agradece a Dios porque no le va mal. Patricia Pineda, de 30 años, se destaca de lunes a sábado pintando uñas a las féminas, en la parte de abajo del puente peatonal del centro comercial Los Andes.
Ella, como muchos panameños que tienen su negocio independiente, empezó de abajo y ha ido surgiendo. Su cónyuge le dijo que si se atrevía a poner un puesto, y ella respondió que sí.
En principio no fue fácil, las personas no le conocían y no había mucho movimiento. Con el paso del tiempo, la clientela se hace cada vez más grande, al punto que ella y su cuñada, Elena Rocillo, no se dan abasto.
Ya ha pasado 1 año y 6 meses, y todo va viento en popa. Patricia señaló que la mayoría de las personas vienen recomendadas.
Su horario de trabajo es de 9 de la mañana hasta las 6 de la tarde, aunque a veces se extiende más horas cuando llegan más clientes. Su día de descanso es el sábado.
Patricia tiene 5 hijos, su cónyuge por el momento está desempleado y con su humilde trabajo lleva el sustento diario a su hogar.
Desde niña empezó pintando uñas y practicando con sus hermanas, con el favor de Dios aprendió bastante y lo necesario para llevar a su familia adelante.
Hace desde uñas sencillas hasta modelos con diseños. Los precios varían desde un dólar hasta 2, dependiendo del diseño, aunque siempre le ofrece precios módicos a sus clientes.
AGRADECIDA
Patricia dijo que cada vez que está pintándole las uñas a una dama, le ora a Dios y le agradece por el trabajo.
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