Un buen día su cuñado Rodrigo Jaén, que es agente de monta, le propuso que fuera jocketa.
Ella, que le gusta "bastante el peligro y los caballos", le dijo que sí. Fue, entonces, cuando Rosemary Sánchez entró al centro de formación de jinetes, Laffit Pincay, en el Hipódromo Presidente Remón.
Comenzó los estudios en el 2002 y, dos años después, empezó a montar. Pero en ese entonces, estudiaba en secundaria y alternó en dos escuelas a la vez, teniendo un resultado exitoso: en el 2004 se graduó de Bachiller en Ciencias y de jocketa. Ésta es una prueba de que quien se lo propone lo cumple. "Me planificaba del hipódromo a la escuela, me puse disciplinada en eso, estuve dedicada a eso", indicó.
Actualmente, Rosemary es una de las jocketas panameñas que lucha por salir adelante en este país, en un deporte que es acaparado en su mayoría por hombres.
NO FUE FACIL
Esta jocketa explicó que "aquí se le hace difícil a las mujeres, por el simple hecho de que no habemos muchas". Los primeros días en el hipódromo, unos la trataban bien; otros mal, pero con el tiempo eso ha quedado en el olvido.
Ha tenido muchos accidentes en su carrera, el último fue el 15 de junio. "Estuve incapacitada por un mes, tuve hospitalizada una semana. En el accidente perdí el conocimiento", señaló.
"Dice un dicho que lo que se aprende bien no se olvida", expresó con optimismo. A su regreso, ya ganó una carrera con la yegua "Victoria G".
INOLVIDABLE
Recuerda que en su debut, no pudo ganar a pesar de que la yegua era favorita, porque el animal tuvo un problema en la semana.
Pero a la semana siguiente, después del debut, logró su primera victoria con la yegua "La Negra Grande". "Para mí fue emocionante y algo que jamás se me olvidará. La yegua respondió bien, corrió como nunca", dijo.
QUIERE SALIR DEL PAIS
Admitió que las carreras con la pista fangosa son un poco más difíciles. Por la lluvia, hay que tener más precaución, pero es casi lo mismo. "Si llueve o está seco es el mismo peligro que corre el jinete", reiteró.
Desde que tomó la decisión de incursionar en la hípica, ha contado con el fiel apoyo de su familia.
Su sueño es llegar a montar en otro país, es lo que ha tenido en mente desde que entró a esta profesión. Espera estar pronto cerca de su cónyuge, Reymundo Fuentes, jinete panameño que monta en Calder. "Lo extraño bastante", dijo.
Por el momento, tratará de arreglar sus papeles para cuando llegue esa ansiada oportunidad. Además, aspira ser técnica en fisioterapia.
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