Su casa es tan pequeña, que tienen tres hijos viviendo con familiares, porque no caben en el improvisado cuarto donde habitan.
Éste es uno de los múltiples problemas por los que atraviesan Mariela Rodríguez y Carlos Campos, una pareja de campesinos residentes en Majara de Lídice. Hace poco, DIAaDIA visitó el pueblito y nos encontramos con este preocupante cuadro familiar.
Mariela nos llevó hasta su humilde morada hecha de huecas y viejas hojas de zinc. Era mediodía y se puede imaginar usted la calor que hacía allí.
En casa sólo estaban los pequeños, Olga y Adonis, pero ante nuestra presencia se escondieron. El señor Carlos se encontraba en la montaña, atendiendo algunos siembros con los hijos mayores.
Y mientras conversábamos con la madre de estos pequeños, dentro de aquella oscura habitación, escuchamos a Adonis raspando la paila en el fogón. Junto a él, tres perros estaban a la espera de que algunas migajas cayeran al piso. No había qué comer.
Mariela contó que su cónyuge padece de anemia aplásica y recordó que cuando lo trasladaron de la Policlínica de Santiago a la capital, tenía 2 de hemoglobina, pues trabajaba en un ingenio y se vio afectado por los plaguicidas. Dijo que "esa empresa no se ha hecho responsable, porque asume que para eso le pagaba seguro. Las incapacidades del Seguro tampoco le han resultado".
"Quiero tener, aunque sea un mejor techo para mis hijos. Tengo ocho hijos y no todos caben en esta casa. Es por eso que tres de mis hijos están viviendo con familiares", relató la madre.
"Lo poco que ganamos es para la comida y no nos alcanza para construir una casita", sostuvo. Cuando llueve, sus hijos le preguntan que cuándo van a hacer una casa nueva y ya ella no sabe qué responderles.
En medio de esta angustia, Mariela dijo que su esposo ya tiene 10 de hemoglobina, pero ha perdido tres citas, ya que "en el Seguro no lo atienden por no tener ficha".
En esta casita, sólo hay dos camas. Una está hecha de ramas de mango con corteza de la palma del pixbae y de colchón un pedazo de alfombra; la otra cama, al menos tiene un delgado colchón. Cuando todos están en casa, algunos tienen que dormir en el suelo, y si ha llovido, la incomodidad es mayor, pues el suelo está húmedo.
PERDIDA
Una constancia del hospital Santo Tomás hace ver la enfermedad del señor Carlos. Esta familia solicitó apoyo del Ministerio de Vivienda.
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