El nombre que me dio mi padre es Walimai, que en la lengua de nuestros hermanos del norte quiere decir viento.
Puedo cont�rtelo, porque ahora eres como mi propia hija y tienes mi permiso para llamarme as�, aunque solo cuando estemos en familia.
Se debe tener mucho cuidado con los nombres de las personas y de los seres vivos, porque al pronunciarlos se toca su coraz�n y entramos dentro de su fuerza vital.
As� nos saludamos como parientes de sangre. No entiendo la facilidad de los extranjeros para llamarse unos a otros sin asomo de temor, lo cual no solo es una falta de respeto, tambi�n puede ocasionar graves peligros.
He notado que esas personas hablan con la mayor liviandad, sin tener en cuenta que hablar es tambi�n ser.
El gesto y la palabra son el pensamiento del hombre.
No se debe hablar en vano, eso le he ense�ado a mis hijos, pero mis consejos no siempre se escuchan.
Hay que aprender el significado de las cosas y no hablar sin saber. Puedes pecar de ignorante.