Sin duda, es una problemática que crece con el pasar de los años. Los menores trabajadores son una realidad. Los descuidos y hasta la deserción escolar de muchos de estos jóvenes, son parte de las consecuencias de un trabajo a temprana edad.
El sector de Panamá Oeste no se escapa de esta realidad; más aún cuando muchos de estos menores trabajan de empacadores en los supermercados.
ENCUESTA
Según una encuesta realizada a unos 29 niños de entre 10 y 17 años, en el mes de junio, por parte del Ministerio de Trabajo y Desarrollo Laboral de La Chorrera, 12 no asisten a la escuela y el resto acude a centros laborales nocturnos o sabatinos.
Moisés Montero, ex director de la Regional, dijo que estos jóvenes trabajan sin tener un salario fijo y que depende de lo que el cliente les quiera dar.
Agregó que no existe un mecanismo legal para obligar a los dueños de los supermercados a pagarles el Seguro Social, porque existe una legislación al respecto.
La encuesta también reveló que ellos laboran de 8 a 14 horas diarias, sólo tomando treinta minutos de descanso y que ganan mensualmente entre B150.00 y B. 200, dinero que es utilizado en muchas ocasiones en las máquinas de videojuegos o en juegos de azar.
bbbMercado atractivo
Al parecer, este mercado laboral se ha hecho más atractivo porque cada vez ingresan más jóvenes, muchos de los cuales viven con sus padres. DIAaDIA conversó con algunos de estos adolescentes mientras trabajaban, y unos manifestaron que salen a trabajar porque quieren tener su propio dinero; otros, porque quieren ayudar en sus hogares.
Agregaron que iban a la escuela sólo los sábados, lo que les era rentable porque durante la semana se hacían su plata, laborando en los supermercados.
AUTORIDAD
"Está probado que un 95% de los menores que trabajan no culminan sus estudios", dijo Ana de Moreno, directora Regional del Ministerio de la Juventud, la Niñez, la Mujer y la Familia. "El menor con dinero en mano hace mal uso del mismo", señaló.
Aunque pareciera que la sociedad aplaude esta situación, Moreno indicó que ha sostenido conversaciones con muchos de los padres de estos menores, para hacerles saber el daño evidente, tanto moral como en el desarrollo integral, que se hacen al trabajar.
Según Moreno, hace falta que los padres les inyecten ánimos a sus hijos para que continúen en la escuela, porque ellos no saben a las tantas humillaciones e insultos que son expuestos sus niños cuando trabajan.
VIGILANCIA
Sin embargo, como nos contó un agente de seguridad de un supermercado de La Chorrera, encargado de supervisar a estos jóvenes, él trata de guardar una estrecha relación con ellos y dijo que para que los acepten en el "súper" les hacen una evaluación de sus estudios, además del consentimiento de los padres.
Explicó que se reúne con ellos una vez al mes y está pendiente de que lleguen a sus hogares cuando salen del trabajo, y que no se vayan a jugar "maquinitas".
OPINAN
FRANCISCO CARRILLO: "Yo trabajo para pagar mis estudios. Estoy en una escuela sabatina. Mis papás no me dicen nada porque trabajo, ya que lo que gano, que son 15.00 balboas diarios, lo utilizo para mis cosas".
JOSÉ ORTIZ: "Yo sólo tengo una semana de trabajar empacando, lo hago porque quiero comprar mi ropa. Asisto a la escuela los sábados y los otros días trabajo".
EUCLIDES DELGADO: "Tengo 2 meses de estar trabajando de empacador. Tengo 15 años y no voy a la escuela".
MIGUEL BATISTA: " Yo sólo tengo una semana de trabajar en supermercados, pero no pienso quedarme aquí, sólo espero tener los 18 años y conseguir otro trabajo".
ANA MORENO: "El tener dinero les permite tener acceso a los juegos de azar, a cigarrillo e, inclusive, hasta a la droga".
"Los padres dicen que los niños están ocupando su tiempo libre en algo y que se encuentran alejados de los vicios, pero eso es falso", indicó Moreno.
"Estos menores no son considerados como trabajadores, pues no tienen contratos de trabajo con el comercio", señaló el ex director Regional del Ministerio de Trabajo, Moisés Montero.
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