Fíjense que la corona inglesa prohibió al Príncipe Harry celebrar su cumpleaños número 21. Al joven sólo le van a permitir un pequeño festejo, ya que su padre está desesperado porque su hijo se comporte como todo un miembro de la realeza, y para evitar un espectáculo de borrachera, lo castigó con su fiesta de cumpleaños. ¡Pobre Harry!, y eso que a los 21 es que supuestamente se pueden tomar decisiones propias.
Por lo visto, los principitos están dando dolores de cabeza a la corona, primero William con su unión libre y ahora Harry de borracho y mal portado.
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